Reconocidas marcas, entidades públicas y privadas, apoyan iniciativas, a través de patrocinios y colaboraciones, en defensa del papel reivindicativo de la mujer en la sociedad. Iniciativas muy loables como son las carreras de las mujeres, organizadas como las de estos días en varias capitales españolas, entre ellas Sevilla, por la revista Sport Life del Grupo Motorpress Ibérica. Sólo una objeción a esta iniciativa: la orientación excluyente que no permite la participación de los hombres. Un punto de partida, desde mi perspectiva, erróneo para una iniciativa reivindicativa de la mujer, por la igualdad, que es manifiestamente excluyente y discriminatoria por género. Es, conceptualmente, contrario a la defensa de la igualdad entre mujeres y hombres.

En los últimos años, he colaborado de forma activa en organismos públicos y proyectos de análisis sobre la publicidad sexista. Era y es habitual escuchar una retahíla de excusas y justificaciones sobre la utilización, por parte de las empresas anunciantes,  del rol adoptado por ambos géneros, roles sexistas, que se veían reflejados en sus propios anuncios publicitarios. El gran pretexto de la gran mayoría se resumía en que era un fiel reflejo de la realidad,  en función de la segmentación de los públicos, principalmente, en función del género que compraba mayoritariamente su producto y/o servicio. Afortunadamente hoy día la publicidad se rige por otros criterios, por el comportamiento del cliente y no por la razón de género.

El rol femenino se ha perpetuado en escenarios publicitarios entre los enseres de la cocina y, por supuesto, de la limpieza del hogar. El del hombre, en el ámbito profesional, ajeno de la vida hogareña. Evidentemente, cualquier anuncio de forma aislada no es un indicador que manifieste gravedad. La preocupación se acrecienta en la medida en que la muestra del universo de análisis se  amplía, y,  se demuestra que en la gran mayoría de los anuncios la visibilidad de la mujer se queda reducida al ámbito doméstico, consolidándose socialmente roles estereotipados por género. Esto si es alarmante.

«Las políticas excluyentes restan más que suman y son discriminatorias»

Las administraciones públicas, incluso entidades privadas, fomentan políticas de actuación para proyectar una mayor visibilidad de la mujer en otros ámbitos, el profesional, el deportivo. Un ejemplo de ello es el censo de mujeres expertas en  diversas disciplinas, elaborado por la Asamblea de Mujeres Periodistas de Sevilla con la Asociación de la Prensa de Sevilla, en colaboración del Servicio de la Mujer, Dirección General de Familia y Salud, del Área de Familia, Asuntos Sociales y Zonas de Especial Actuación del Ayuntamiento de Sevilla. Este censo incluye casi 300 referencias de profesionales, investigadoras, doctoras y especialistas en numerosos ámbitos, que ofrecen asesoramiento y/o opinión a los y las periodistas y medios de comunicación sobre sus áreas de conocimiento. El objetivo es claro: favorecer la visibilidad de las mujeres en los medios de comunicación en el ámbito profesional.

Otras iniciativas son las carreras de mujeres, que patrocinan ciertas marcas como son  la Central Lechera Asturiana, Oysho, Zurich Seguros y Banco Santander, Ybarra, La Masía, la revista Hola, entre  otras, y colaboran los ayuntamientos, como en esta última carrera celebrada en la capital andaluza -el Ayuntamiento de Sevilla y el Instituto Municipal de Deportes de Sevilla. Estas carreras cumplen, de forma extraordinaria, con el objetivo de favorecer la visibilidad a la mujer.

La visibilidad de las mujeres en esta iniciativa es abrumadora, 10.000 corredoras en la última cita en Sevilla, no corredoras,… runners, con el dorsal 016, teléfono de atención telefónica de las víctimas de violencia de género. El objetivo de visibilidad es sobradamente alcanzado.

La Marea  rosa, como así se le llama a la carrera de la mujer, convierte a las ciudades donde se celebra en “una fiesta deportiva, solidaria y reivindicativa del papel de las mujeres en el deporte y la sociedad”, afirma la organización. Una carrera comprometida, que en esta edición, se han sumado con cinco causas solidarias.

La visibilidad de la mujer no tiene por qué centrarse en quién participa en la iniciativa sino en quién pongamos el foco,  las portavoces de las iniciativas, en este caso, las protagonistas, las corredoras vencedoras. En esta última carrera de la mujer ha sido Mude Rodríguez, deportista de elite, que seguramente habrá tenido que sufrir en el ámbito deportivo la falta de visibilidad en los medios especializados deportivos.

En mi opinión, se pierde una gran oportunidad en estos actos deportivos de gran repercusión social de visibilizar el papel reivindicativo de igualdad de la mujer en el deporte y la sociedad, sin exclusiones por sexo. No hagamos lo que nosotras no querríamos que nos hicieran y nos han hecho, con políticas excluyentes. Estas carreras recogen textualmente la exclusión del hombre. Dice así el artículo tres sobre la participación: “Inscripción exclusiva para mujeres”.

Esta exclusividad quiebra absolutamente el concepto de la visibilidad de la mujer en su reivindicación de igualdad. La mujer y el hombre deben de ir de la mano en la reivindicación de igualdad y equidad. Es una labor de concienciación de y para ambos géneros. Las políticas excluyentes restan más que suman, y son discriminatorias.

No he podido dar una respuesta coherente a compañeros, amigos, runners, que han querido participar en la carrera. Es, por ello, que he contactado con la organización y me remiten, para darme una respuesta, a un video  de youtube de una de las  fundadoras, Yolanda Vázquez Mazariego.

Mazariego explica que dicha iniciativa tuvo, en sus orígenes, el objetivo de crear un espacio para las mujeres corredoras en un ámbito que era imposible visibilizarlas, en un mundo de hombres. Pudo tener sentido en aquel entonces pero hoy día este discurso no tiene sentido. Es caduco. Ellos quieren estar con ellas, como pueden ver en la siguiente foto. La visibilidad de la mujer, con la inclusión del hombre, o no?