Coincidiendo con el Día Mundial de la Libertad de Prensa, 3 de mayo, y en medio de la crisis de COVID-19, se hace más necesario que nunca el rol de los periodistas, profesionales que velan por la veracidad de la información. Con la masiva y vertiginosa circulación motivada por el coronavirus (y gran parte falsa, en redes sociales, webs, etc.), contrastar la información se ha convertido en una de las principales responsabilidades de los periodistas, una tarea ardua en la gestión de la información en un momento de crisis, de tiempo invertido que supera el tiempo de internet. No obstante, cualquiera puede contrastar la información. Nos convertimos en voceros y amplificadores de la información y/o la desinformación. Existen diferentes aplicaciones en internet, que empleamos los profesionales de la comunicación, que están al alcance de todos y que ayudan a desenmascarar los bulos de posts, imágenes, vídeos, portales de internet, etc. Algunas de estas aplicaciones las comparto en este artículo.
Existen aplicaciones que no son muy conocidas pero que están al alcance de todos, incluso son gratuitas en su mayoría, con las que uno mismo puede contrastar la información que le llega a través de diferentes canales, redes sociales, internet, etc. Con la gran circulación de bulos y desinformación, todos en cierta forma somos responsables de su divulgación. Hoy más que nunca estamos constatando el valor de contrastar la información, y rompo una lanza por todos mis compañeros, grandes profesionales de los medios de comunicación, #soyperiodista, por su gran labor en su día a día, valorando el gran esfuerzo de su gestión ante una masiva y vertiginosa sucesión de informaciones vinculadas al coronavirus, y en numerosas ocasiones falsa, lo que les lleva a una gran dedicación y tiempo para contrastar.
Los medios de comunicación no se han escapado de la gran ola destructiva de la COVID-19, con una gran pérdida de puestos de trabajo y ERTES. La FAPE (Federación de Asociaciones de Periodistas de España) se ha adherido a la “Plataforma Mundial para el Periodismo de Calidad” publicada por la Federación Internacional de Periodistas (FIP), a la que pertenece, con motivo del Día Mundial de la Libertad de Prensa, que se conmemora cada 3 de mayo, y en la actualidad, en medio de la crisis de la COVID-19. Hoy más que nunca, en tiempos de crisis, la información de calidad es esencial. Tres de cada cuatro periodistas han sufrido restricciones, obstrucciones o intimidaciones al informar sobre la COVID-19, según una encuesta realizada por la FIP a más de 1.300 profesionales de 77 países de todo el mundo, como recoge este artículo de la FAPE.
En una entrevista publicada en El País,el filósofo, matemático y ensayista Javier Echeverría afirmaba que “existe un tecnovirus, una entidad informacional que se difunde a través de los medios de comunicación tradicionales y las redes sociales y que genera graves desafíos y posibles desastres económicos y sociales”. A la pregunta del periodista sobre si “el tecnovirus tiene forma de bulo”, Echevarría aseveraba que “tiene que ver con cómo gestionamos la información en un momento de crisis que ha transformado nuestra cotidianidad. Añadía que “un mal uso puede elevar el grado de alarma, temor y angustia de la sociedad hasta alcanzar un nivel de contaminación mental que mengua la libertad de las personas”. Y advertía sobre la obligación “de que hubiera una política concertada de lucha contra el tecnovirus basada en estudios de científicos sociales y que ayude a difundir información fiable y accesible para la ciudadanía a través de un modelo abierto de gestión de los datos… lo que incluye una gobernanza o planes de acción para combatir la expansión del tecnovirus sobre todo en los aspectos claramente perniciosos como las noticias falsas”.
«Ante la duda de si es o no una información veraz, primero contrastarla; y si no es posible, mejor no compartirla»
Las noticias falsas circulan como pez en el agua, en portales de internet, redes sociales, mensajería instantánea. No se persiguen ni castigan, “los bulos no son delito. Sólo es delito lo que está tipificado en el Código Penal”, señalan expertos consultados. La libertad de expresión ampara incluso a las noticias falsas o las mentiras que por sí mismas no son un delito. El bulo hoy día no será delito sino que, en todo caso, podría serlo la injuria, calumnia o delito de odio que genere el propio bulo si lo hace. La gran oleada de desinformación sobre el coronavirus ha llevado al Gobierno a plantearse cambiar la ley para controlar la información sobre los bulos. Un debate que está en la mesa de hace años sobre cómo afrontar las ‘fake news’. Este artículo de publico.es resulta muy interesante y ahonda sobre cómo legislar sobre los bulos.
Estamos sometidos a los tiempos de internet, a la falta de transparencia informativa de las fuentes oficiales, a personas irresponsables que divulgan y crean bulos por la búsqueda quizás de protagonismo. Recuerdo el esquema que alguien lanzó con un resumen de medidas para la desescalada del confinamiento, quizás pensadas para su compañía, medidas que tenía toda su lógica; ese esquema se convirtió en viral en redes y foros del país. No era una información oficial, veraz ni contrastada, y generó más ruido y confusión.
Información sin contrastar sobre la desescalada que circuló a mediados del mes de abril. La fuente tuvo que aclarar que no era un documento oficial.
Uno mismo puede verificar una información, foto, vídeo, post…, a través de una serie de aplicaciones que, aunque algunas no son muy conocidas, están al alcance de todos. Algunas de estas aplicaciones, que los periodistas empleamos, son las siguientes: La verificación de una imagen se puede hacer a través de Google Chrome, en Búsqueda de imágenes. Si hacemos click encima de la fotografía, se puede encontrar su historial incluso su origen. A través de images.google.com pinchamos sobre la imagen en nuestro ordenador y obtenemos la url para su búsqueda en internet, y saber cuándo y dónde ha sido previamente publicada. Para filtrar los resultados en el tiempo, en el apartado ‘Herramientas’ se pueden añadir parámetros de periodos de tiempo.
Otra de las herramientas es Send to Exit viewer. Una vez instalada en el ordenador, y enviando la imagen a dicha extensión de Google, se podrá ver la hora, la fecha y la localización de la captura de dicha fotografía. Otra de las soluciones para la verificación de fotos es https://tineye.com/.
Igualmente a través de la extensión de Google Translate Chrome con palabras y frases de la web es fácil de reconocer. Si se selecciona en Búsqueda Avanzada, se pueden incluir palabras claves para localizar la búsqueda.
Igualmente, se puede utilizar la propia herramienta de Google Earth para el reconocimiento de las imágenes, tanto del momento de captura como cuándo se realizó.
YouTube también puede ser una fuente interesante para contrastar vídeos. Pulsando en ‘Filtros’ se puede encontrar rápidamente lo que se está buscando y obtener información sobre su relevancia, número de visualizaciones y la actualidad. En el apartado ‘Sobre’ se puede incluso ver quiénes han compartido (nombre, página web, localización, etc).
Otra herramienta de verificación gratuita para videos es Invid, una herramienta desarrollada por AFP para descubrir su origen, rastreando en varios motores de búsqueda mediante los keyframes.
Esta información era un bulo bajo la apariencia de una fuente fiable como es el diario Washington Post y el titular no tiene nada que ver con el contenido.
Para websites, este enlace https://web.archive.org/ permite ver qué publicaba tiempo atrás una página web. Este otro https://botometer.iuni.iu.edu/#!/ mide la probabilidad de que una cuenta sea en realidad un robot (los que lanzan desinformación y la amplifican). También existen otras fórmulas para detectar fake news; por ejemplo, para una página web que no nos dé confianza se puede utilizar esta otra herramienta: https://urlscan.io
Prueben y comprueben. El proceso de verificación está al alcance de todos, pero requiere un tiempo de investigación, de navegación y de observación. Y ante la duda de si es o no una información veraz, primero contrastarla; y si no es posible, mejor no compartirla.