1. Ocio y negocio, mejor juntos.- ¿Quién ha dicho que ocio y negocio tengan que ser conceptos opuestos? Lejos de confrontarlos habría que ponerlos a hacer el amor, porque situar la empresa en el campo de la negación del ocio es privar a los futuros empresarios de su mejor argumento para serlo: hacer lo que les gusta.

2. Los amigos, dentro de los negocios.- Hemos aceptado que el trabajo no es personal, y que es mejor no hacer negocios con los amigos, porque así no hay malos entendidos, así no hacemos daño a nadie, así no dejamos que los sentimientos contaminen y perjudiquen el negocio. Hemos aceptado, en suma, barco como animal marítimo. Porque emprender con amigos es la mejor opción, la más emocional, pero también la más racional. ¿Quiénes mejor que los amigos para encontrar la afinidad, la complicidad, la comprensión, la distensión, la confianza y los valores compartidos que se necesitan para emprender? ¿Cómo pensar que un proyecto basado en relaciones profesionales, marcadas por el dinero, va a ir necesariamente mejor que uno basado en relaciones personas, marcadas por el afecto y la amistad?

3. La incertidumbre es la felicidad.- Nos han inculcado que llevar una vida segura, estable y previsible es la base de la felicidad, pero la realidad es que hay mucha gente con un trabajo seguro y estable que es profundamente infeliz y si tuviéramos la capacidad de predecir nuestra vida por entero, seríamos enormemente desgraciados. La incertidumbre es lo que nos ayuda a sentirnos vivos y lo que hace más interesante nuestra vida.

4. Piensa en ti, si quieres pensar en los demás.- Nadie puede dar de lo que no tiene. Si no eres feliz, no puedes repartir felicidad. Si no tienes bienestar, no puedes dar bienestar, y si no te sientes bien contigo mismo, nadie se sentirá bien a tu lado. Así que sé egoísta: por ti y por los demás. Porque no harás ningún bien a nadie no siéndolo.

5. El emprendedor es el tipo que en un atasco coge la primera bocacalle a ver qué pasa.- Lo que define al emprendedor no es que salga (o no) del atasco, sino el hecho de que la próxima vez que se encuentre en un atasco y vea una bocacalle, volverá a girar a ver qué pasa. Porque su gran motivación no es llegar antes, sino experimentar la sensación de librarse del atasco. El emprendedor es el que está dispuesto a llegar aún más tarde por darse el gustazo de haber probado qué pasa al meterse en la bocacalle. Es el tipo dispuesto a emprender a cualquier precio, incluso al precio de perder su dinero.

6. El fin de una empresa es aportar valor.- Y por eso todos los jóvenes deberían plantearse la siguiente pregunta, por supuesto cuando emprendan, pero también cuando llamen a la puerta para pedir un trabajo: ¿qué voy a aportar? Porque no es cuánto quiero ganar, sino cuanto voy a hacer ganar. Lo primero depende de lo segundo.

7. Ser bueno es comunicar bien.- Necesitamos creer que el éxito nos lo merecemos y nos lo merecemos porque somos realmente buenos, es decir, porque sabemos mucho, incluso más que nadie, o porque sabemos hacer lo que hacemos mejor que nadie. Pero esa convicción es una ilusión pueril y basta echar un vistazo al mundo que nos rodea para darnos cuenta de que eso no es así y en realidad todo el mundo sí tiene lo que se merece, pero no por lo que sabe, sino por la capacidad que tiene de relacionarse y de comunicar sus motivaciones, y de hacer que otros hagan suyo su porqué. Por eso, si alguien te dice que te vendes bien, dile que es el mayor elogio que te han hecho en tu vida. Porque venderse bien no es lo contrario de ser bueno, es un atributo fundamental de ser bueno. Ser bueno es comunicar bien.  Y lo uno no es posible sin lo otro. Ser bueno es comunicar bien.

8. La fe que mueve montañas es la fe en uno mismo.- Si cualquiera de nosotros va a una escuela infantil y pregunta: ¿quién de aquí canta y baila bien?, lo más probable es que la mayoría de esos niños levante la mano. Si repetimos el experimento con niños de quince años, ya no la levantará nadie. Nos han enseñado a desconfiar de la confianza, a creer que la confianza ciega, cuando la realidad es que es luminosa y arroja luz en el camino del emprendimiento.

9. El mundo de los negocios está lleno de fracasos empresariales de gente que aplicó el manual de instrucciones.- Nos educan para seguir la norma y para repetir conocimientos, cuando el aprendizaje debería ser, sobre todo, un proceso de adquisición de la diferencia. Habría que evaluar a los niños no por su capacidad de repetir respuestas memorizadas que se aproximan a una respuesta ideal, sino por su capacidad de hacer cosas distintas, y de sorprendernos incluso con ideas disparatadas, porque ¿cuántas buenas ideas de negocio han pasado por ideas absurdas cuando nacieron?

10.El emprendedor no nace, se hace cuando encuentra su pasión.- Eso del emprendedor de raza o desde la cuna es un tópico. El emprendedor no nace, se hace. Y se hace no después de recibir nociones de gestión empresarial, sino después de encontrar su motivación para emprender. Hacemos emprendedores cuando animamos a los jóvenes a identificar su pasión y a convertirla en el proyecto de su vida.

Y el más uno: Vive a lo ancho, ya que no podemos controlar el largo de nuestra vida.- Al menos no de momento. Y quizás nunca podamos. Y aunque pudiéramos, vivir estrechos tampoco nos ayudaría a alargar la vida. Y si sirviera, no merecería la pena.