La diferencia es un rojo en un día gris, y una mujer de negro en una noche negra, es el puente para elevarte de la monotonía, es una excepción, una anomalía, una disfunción, una bendita disfunción que te hace como no estaba previsto y que por ello te hace reconocible, una rareza que te eleva del producto de serie, la diferencia sólo es un defecto si tú lo ves como tal, y es lo mejor que te puede pesar si la conviertes en tu seña de identidad.
La diferencia puede ser muy notoria, pero puede ser también no serla, y lo normal además es que no lo sea, por eso la diferencia es también una búsqueda, la búsqueda de la diferencia, una exploración que cada uno tiene que hacer hacia fuera y hacia dentro, viajando mucho, conociendo gente, saliendo y exponiéndose, a veces sin saber lo que se está buscando, indagando un poco a ciegas, pero sin parar nunca, explorando del derecho y del revés, cuestionándotelo todo, las preguntas y las respuestas, la diferencia se encuentra buscándola mil veces y cuando te crees que no va a aparecer, de pronto la ves, y estaba allí todo el tiempo, delante de tus narices, guiñándote el ojo, burlándose de ti, qué cabrona, cómo no te he visto hasta ahora, y esa diferencia que de pronto aparece después de buscarla mil veces, ya no es diferencia, es originalidad, que es la diferencia con denominación de origen, la que habla de ti, eres diferente no por comparación de los demás, sino por afirmación de lo que tú eres y de lo que te hace único, y al ser tuya, sólo tuya, ya no es diferencia, sino originalidad.
Originalidad es escuchar a todos tus sentidos, y especialmente a tu olfato, y hacer lo que te diga, aunque la parte del cerebro más racional y analítica te diga que no, y aunque a quienes te rodean no le huela bien.
La originalidad es tu carácter, lo que tú eres, lo que sabes hacer y te gusta hacer, lo que te hace sentir mejor y más tú, es tu lado más salvaje, que no más fiero, y es eso que no estás dispuesto a negociar cuando casi todo es negociable.
La originalidad es el emprendimiento cuando el emprendimiento habla de ti, eres tú convertido en empresa, y es el alma del emprendimiento, y por tanto su mayor valor, porque si tiene alma, lo tiene todo.